LOS BOTÁNICOS DE SIERRA NEVADA |
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CUADERNO Nº 7/ SEPTIEMBRE 2014 |
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FLORA BASTARDA DE ALMERÍA NATURAL |
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FOTOGRAFÍAS |
Repartidas prácticamente por todos los hábitats de Almería Natural, existe un numeroso grupo de vegetales, que han sido desde siempre, ignoradas, maldecidas y reprobadas por el ser humano. Son las llamadas malas hierbas o modernamente reconocidas como flora ruderal o viaria. Especies indeseables que crecen, dónde no se desea que lo hagan, que proceden de otros parajes, invadiendo cuanto se les pone a su paso; son especies, que hemos dado en llamar: "Flora bastarda". Aunque el término "bastardo", no implica descalificación alguna, sí que se trata de una flora, caracterizada por la alta capacidad de dispersión de sus semillas, por ser invasivas y extremadamente competitivas con las especies autóctonas, especies a las que desplaza e incluso hace desaparecer. En contraposición, son también especies muy bellas e incluso llamativas, de floración espectacular y que deben de ocupar un lugar de privilegio en el corazoncito de cualquier botánico que se precie. Incluidas en la "Flora bastarda" subsisten un numeroso grupo de estas colonizadoras de caminos, zonas viarias y edificaciones deterioradas cercanas a núcleos urbanos. Son las plantas ruderales (del latín ruderis, "escombro"). Son vegetales que aparecen, en hábitats alterados por la acción humana. Entre estas, exhiben su espectacular floración primaveral, dos inmigrantes sudamericanas: "Austrocylindropuntia subulata", de flor purpúrea y procedente de Perú y su congénere "Opuntia ficus-indica", de floración amarilla y originaria de Méjico. Estas dos especies, se utilizaban antaño en la separación de lindes de fincas agrícolas y para alimentar al ganado en zonas en las que por la sequía, escaseaba la vegetación. Actualmente, los higos chumbos de la vulgarmente llamada "Chumbera" se consumen como fruta azucarada y refrescante. De entre las dos especies de "Beleños" existentes en la flora de Almería Natural, destaca el "blanco" ("Hyoscyamus albus") por la abundancia y vistosidad de sus flores que ornamentan muros de viejas edificaciones, puentes e incluso faros. Se trata de una planta muy pelosa de la familia de las Solanáceas y que desprende un desagradable olor. En cambio, el "negro" ("Hyoscyamus niger"), resulta bastante más escaso, siendo utilizado en homeopatías como calmante y afrodisíaco. Y para finalizar este pequeño homenaje a las plantas "no deseadas" de Almería Natural, aparece la "Morsana" ("Zygophyllum fabago"); una especie nitrófila que brota aquí y allá, siempre en inmediaciones de espacios habitados. Su otro nombre común, "Alcaparra loca", nos da una idea de las posibilidades culinarias que plantearía como condimento y sustitutivo de la alcaparra. Todas estas y otras especies oportunistas surgen sin la ayuda o mediación directa del ser humano. Son seres vivos que si nacen entre los cultivos, son llamadas “malas hierbas” porque no son deseadas. Aunque realmente no resulten del todo tan dañinas, ya que también tienen efectos beneficiosos, como atrayentes de insectos polinizadores, restauradoras de ecosistemas alterados, frenan la erosión, almacenan tóxicos, o son utilizadas como plantas comestibles y medicinales. Pero a pesar de todo, las hemos dado en llamar:"Flora bastarda". |
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Austrocylindropuntia subulata y Opuntia ficus-indica |
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Hyoscyamus albus (Beleño blanco) |
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Zygophyllum fabago (Morsana) |
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CUADERNO Nº 8/ DICIEMBRE 2014 |
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LA TUNDRA DE SIERRA NEVADA |
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FOTOGRAFÍAS |
El término "tundra" proviene de "tunturi", una palabra que utilizan los fineses cuando quieren referirse a una llanura desprovista de árboles. En nuestra latitud y muy particularmente en Sierra Nevada, consideramos como tundra a la zona cacuminal del macizo; es decir al desierto helado, un verdadero desierto en el que los escasos seres vivos que lo habitan, sufren una enorme escasez de agua ya que, en verano apenas si llueve y en invierno la que hay se encuentra congelada en forma de hielo y nieve. Geobotánicamente, la tundra nevadense queda delimitada en su parte mas inferior por formaciones arbóreas de coníferas y en la superior, por las nieves casi perpetuas, de las cumbres más elevadas de la Península Ibérica. Con tan desolador panorama, parece imposible que en un ecosistema tan hostil, pueda prosperar ningún tipo de vida animal o vegetal; sin embargo el escudo protector que la nieve ejerce bajo su superficie, posibilita el hecho de poder ganarle dos o tres grados centígrados al termómetro. Precisamente esa peculiar adaptación, fue el origen de numerosos endemismos tanto vegetales como animales. Durante el invierno, que aquí dura ocho largos meses, la vida queda prácticamente paralizada. Los seres vivos que han podido emigrar al sur, ya lo han hecho; sin embargo, los que decidieron quedarse, hubieron de suspender su actividad metabólica. Si la escasa vida que alberga la tundra de Sierra Nevada, supo acomodarse a unas condiciones nada propicias para el desarrollo de cualquier ser vivo; ello, se debió fundamentalmente a un fenómeno que llamamos adaptación, no olvidemos que en la tundra tan sólo existen dos estaciones: primavera e invierno. Para protegerse del frío y sobre todo del peso de la nieve, el aspecto que presentan los vegetales de la tundra, se asemeja bastante al de un iglú. Con ello, consiguen por un lado crear una defensa contra el viento y por otro, soportar mejor el peso de lo que se les vendrá encima al llegar el nuevo invierno. Durante las glaciaciones del Cuaternario (hace unos 10.000 años), los hielos y las nieves descendieron por toda Europa hasta toparse con la infranqueable barrera mediterránea. Por entonces, la flora Siberiana, la de Groenlandia, la Báltica y la nevadense, se encontraban entrelazadas formando una única unidad; pero he aquí, que al retirarse los hielos de nuevo hacia el norte, algunas especies se quedaron aisladas en el interior de esta tundra y no quisieron o no supieron, volver al Gran Norte. Entonces, ¿cuál es el motivo, por el que algunas especies de la flora nevadense, se encuentran presentes en las floras árticas, y otras no? La razón es bien sencilla, las plantas que "decidieron" quedarse en Sierra Nevada, evolucionaron de forma independiente de como lo hicieron sus congéneres que vivían más al norte, dando lugar a pequeñas diferenciaciones y originando de éste modo, lo que llamamos endemismos. Por ello, se localizan en la tundra nevadense, algunas especies que tienen en la actualidad la franja ártica como su hogar. Como raros ejemplos, caben citarse, el escasísimo Allium schoenoprasum y una diminuta margarita llamada Erigeron frigidus. La primera se trataría de una especie eurosiberiana y la segunda, un endemismo estricto de esta tundra. |
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Borreguiles de la tundra y Zona limítrofe con la taiga |
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Borreguil encharcado y Gentiana sierrae |
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Erigeron frigidus y Allium schoenoprasum |
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