Encajonado entre las sierras Nevada, Gádor, Los Filabres y Alhamilla, el
Paraje Natural Desierto de Tabernas ofrece un auténtico abrigo a las lluvias
atlánticas; las mediterráneas en cambio, precipitan en un corto espacio
de tiempo dando lugar, junto a la erosión producida por el viento, a un
paisaje atormentado en el que al menos en verano, no parece existir ni el más
mínimo atisbo de vida.
Una variada gama de ocres y colores blanquecinos, unido a un
elevadísimo índice de radiación solar, hacen del Desierto de Tabernas un
enclave único en el continente europeo. Sin embargo, es posible localizar
unos pocos seres vivos que para poder sobrevivir en él, han ideado
ingeniosos mecanismos de adaptación a las crudas condiciones de este
inhóspito hábitat.
Si me acompañáis, daremos
juntos un inolvidable viaje, que hará resurgir en vosotros unas desmedidas
ganas de visitarlo; pero eso sí, nunca olvidéis una gorra, vuestra cámara de
fotos y un poco de agua.
Fotografías y texto de Antonio Soriano García |
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[2] EL VALLE DE LA SAL |
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Sin duda alguna, este es el
desierto más desierto, salado y meridional de toda Europa. |
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Guardo nefastos recuerdos de
la primera vez que lo visité, posiblemente sería al final de un caluroso
verano y a una hora del todo inadecuada. No sólo el excesivo calor del
ambiente, sino el que desprendía el suelo, me causó tan desagradable
sensación, que su recuerdo hizo que tardase bastantes años en volver. Ni una
señal de vida por ninguna parte, causó en mí un profundo respeto por este
pavoroso lugar.
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Esta enorme hondonada que hoy
conocemos como Desierto de Tabernas, no tuvo siempre el aspecto actual que
tiene hoy en día.
Encajonado entre sus colindantes sierras de Los Filabres, Nevada y más
recientemente Sierra Alhamilla, perteneció hace algunos pocos millones de
años, a la cuenca mediterránea.
El efecto de las lluvias
torrenciales sobre los blandos sedimentos que fueron resbalando y rellenando
esta cavidad, incorporaron a esta parte del desierto
una enorme cantidad de sustancias y
sales minerales, como carbonatos cálcicos y magnésicos, cloruros sódicos,
potásicos, silicatos, etc. |
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Descomunales
"bolos erráticos", sin aparente relación de composición con el suelo,
salpican gran parte de este valle. Su enigmático origen, parece estar en la
capacidad de transporte de ríos y glaciares que los desplazan desde lugares
lejanos y desconocidos. Pero inquietantemente, aquí no existen ni una cosa ni la otra.
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Lentamente y con el paso del tiempo, estas sales minerales
se fueron acumulando en el suelo, para aflorar con posterioridad a la superficie por la acción de la evaporación.
Las lluvias, el viento y las
enormes oscilaciones térmicas, acabaron el ingente trabajo de modelado de
este recóndito Valle de la Sal.
Localizarlo y poder fotografiarlo, me
dio en su día, una de las mayores satisfacciones como fotógrafo y naturalista. Aunque
también es cierto, que por sus condiciones ambientales, adentrarse en el, supone someterse a
una dura prueba ante la desolación y la soledad.
No aconsejo, por sus duras
condiciones ambientales, visitarlo en las horas centrales del
día, ya que podría ser, un ejercicio de alta irresponsabilidad. |
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[3] LA RAMBLA DEL BÚHO Y EL
CABEZO DEL ÁGUILA |
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Comienzo mi tercer viaje
fotográfico por el Desierto de Tabernas, en este lugar donde antaño,
anidaban algunas parejas de Búho Real que llegaron a darle nombre a esta rambla. |
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Por lo que he podido
averiguar, en este enclave de la Rambla del Búho se filmaron algunos
Spaghetti Western y otras películas históricas. Geológicamente hablando, se trata de un claro ejemplo de
"terraza marina" compuesta por conglomerados y areniscas fuertemente
cementadas, que al quedarse sin base por la erosión se fueron fracturando y
rodando pendiente abajo, dando lugar a este caótico y llamativo paisaje. Su
nombre: "La Tortuga".
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De entre la maraña
de ramblas y pequeños cauces, originados por la erosión al retirarse el Mar
Mediterráneo del llamado "pasillo" Alhamilla-Filabres, destaca desde la
lejanía una enorme pradera que invierno tras invierno es tapizada por una
diminuta, bella y endémica especie: Linaria nigricans.
Esta llanura llamada "El Búho", fue
elegida en 1969 por Franklin Schaffner para rodar
escenas de la famosa batalla “El Guettar”, de la
película Patton. Si sois minuciosos y pacientes paseantes, aún podréis
encontrar por la zona algún resto que os servirá como recuerdo de tan
espectacular combate. La llanura, es el comienzo de la Rambla del mismo
nombre, que finaliza en el insólito promontorio de "El Cabezo del Águila". |
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Quienes conozcan este
desierto, saben que en parte se encuentra salpicado por enormes peñones que
aparecen entre la llanura y le otorgan una innegable personalidad. El que
nos ocupa, aunque en su día llegó a llamarse "Cerro Castillejo", cambió su
denominación por "Cabezo del Águila", pero os puedo asegurar que se precisa
imaginación, como para ver en él la cabeza de rapaz alguna.
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Y es que, "El Cabezo del Águila" es una seña más de
identidad de este desierto. Visible prácticamente desde cualquier
punto, pone una nota discordante con la llanura que lo bordea.
Su esbelto y delgado "pingurucho"
deshecho en parte por el paso de los años y la erosión, obsequia a quién lo
visita, con un atractivo entorno donde poder desplegar su creatividad
fotográfica.
Ha de tenerse muy en cuenta, que
su ubicación está localizada en terreno privado, por lo que hay ocasiones,
en las que al asomar por el lugar, pertrechado como un fotógrafo
profesional, el recibimiento puede ser "no demasiado amable". Y es que, se
puede ser fotógrafo, aunque lo mejor es no parecerlo.
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[4] EL VALLE DE LAS SOMBRAS |
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Este enorme bloque de
"aglomerado", nos invita a visitar un auténtico "Mar de piedras". Es el
comienzo de mi cuarto
viaje
fotográfico por el Desierto de Tabernas. |
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En cada una de las
ocasiones en las que visito este enclave, y suelo hacerlo varias veces al
año, me planteo el mismo dilema: ¿qué brutales fuerzas habrán moldeado todo
el desorden que me rodea? No dejo de imaginar entre la inquietante y pasmosa
soledad que aquí se respira, cómo azotaron los vientos, cómo asolaron las
lluvias y cómo este pequeño y recóndito valle, soportó temperaturas tan
extremas, como para resquebrajarlo y proporcionarle este aspecto tan
desolador.
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Con la desecación de
esta antigua cuenca mediterránea, que se conoce hoy como Desierto de
Tabernas, multitud de materiales provenientes de las sierras colindantes,
acabaron descansando sobre su antiguo lecho marino,
un lecho que lenta pero inexorablemente iba a ser socavado por un clima muy
particular.
El
resto de tan colosal proceso, fué
una lenta
obra del sol, del viento y
de la propia
agua de lluvia, que moldeó palmo a palmo este
monumental paisaje cómo si de un trabajo de orfebrería se tratase. Un paisaje
desolado y agreste
donde la palabra clave es:
"erosión".
El crudo
y áspero moldeado de este espacio natural, oferta al visitante un
enigmático mundo de formas, un paisaje no repetitivo, que renueva día
a día su especial caleidoscopio de luces, pero sobre todo de sombras.
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No solamente la naturaleza,
ha sido y está siendo la encargada de adornar con inarmónicas y
fantasmagóricas figuras esta parte del desierto. Si no que del mismo modo,
los pocos visitantes que se atreven a entrar en este valle, apadrinan
igualmente con extrañas y caprichosas figuras, la ornamentación de este
tétrico paraje.
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Imagino que han sido tan pocas las
personas que han optado por adentrarse en este llamado "Valle de las
Sombras", y ello lo ratifican las nulas huellas humanas que se
pueden encontrar en él, que su visita bien pudiera produciros dos
sensaciones del todo antagónicas.
De una parte, la
placentera de sentirse aunque tan sólo por unos instantes como, el único habitante del planeta.
La soledad, la quietud y la ausencia de vida es tal, que la visita bien os
pudiera resultar muy placentera.
Y por otra, si es
que el viaje lo hacéis en solitario, la de un inquietante temor ante las
sombras que se abatirán sobre vosotros, sobre todo durante las primeras o
las últimas horas del día.
¡Ni se os ocurra venir por aquí,
para realizar fotografía nocturna! |
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[5] EL VALLE DE LOS SAURIOS |
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Es un privilegio
fotografiar un lugar, cuyo valor es muy superior al de todas sus grandiosas
partes. |
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Hay quién parece afirmar,
que el cineasta norteamericano Steven Spielberg visitó esta parte del
Desierto de Tabernas, para inspirarse en la creación de su particular
"Jurassic Park". Conseguir hacer realidad el sueño de clonar dinosaurios del
Jurásico, y crear con ellos un parque temático, podría ser la mayor de las
fantasías de cualquier paleontólogo. Pero de una u otra forma, esta
fantasiosa quimera, os la intentaré mostrar en mi quinto viaje fotográfico
por el Desierto de Tabernas.
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En ningún otro lugar de este
desierto como aquí, se hacen tan palpables dos de las tres condiciones que
la naturaleza elaboró para moldear un paisaje que aunque pétreo, se
encuentra saturado de escamas, colas o espinas dorsales de un buen número de
reptiles. De una parte,
las formas caprichosas que dejó a secarse, un fondo marino que ocupó hace
tan sólo unos dos millones de años, lo que hoy conocemos como Desierto de
Tabernas.
De otra, los aportes de terrenos
blandos procedentes de las sierras colindantes, que ocultaron las pétreas
formaciones del antiguo mar y que tanto la acción erosiva, como el empuje de
la placa africana, fueron dejando al descubierto. La tercera y última
condición, un persistente y continuado trabajo orfebre del viento. |
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Nadie fue capaz de alinear,
ni tan siquiera colorear, estos voluminosos
y blanquecinos bloques de piedra, pero sin embargo, nos indican
amenazadoramente la entrada al "Valle de los Saurios". Junto a ellos, lo que
parece un arcaico fondo marino, levantado por las tremendas fuerzas
orogénicas procedentes del norte de África.
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Ante tan semejante y desolador
escenario para la vida, pocas han sido las criaturas que han resuelto
instalarse aquí. Seres vivos, que no parecen vivir, sino más bien aferrarse
a la vida. Es por
ello, por lo que fotografiar este desolador entorno, pudiera llegar a
crispar las expectativas del fotógrafo más optimista, a no ser que lo que
vengamos a buscar en el, sea un fantasmagórico y aterrador paisaje, propio
del Mioceno
Aconsejaría desde estas líneas,
no visitarlo y mucho menos aparentar que somos fotógrafos de un cierto
nivel, sin haber solicitado con anterioridad el permiso correspondiente. Se
trata de una finca privada, dónde no siempre seremos recibidos
amistosamente. |
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