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Almería |
Para un visionado mas
amplio, pulsar F-11 |
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Una historia narrada con imágenes
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Sierra
Alhamilla constituye además de un formidable telón de fondo para la ciudad de Almería, un privilegiado observatorio
natural desde donde
poder dominar gran parte de su
provincia.
Junto con su vecina Sierra Cabrera, la de
Alhamilla, es la última creación de las serranías béticas,
presentando como otras sierras almerienses, espacios desérticos y
degradados en la solana y densos bosques de coníferas y encinares en la
umbría.
Biológicamente, Sierra Alhamilla es una auténtica isla verde en
mitad de un áspero desierto, una isla que alberga uno de los encinares
relícticos más antiguos de toda la Iberia.
Además
de ello,
ornitológicamente hablando esta sierra
es el hábitat natural y reproductivo de dos especies emblemáticas de la
fauna almeriense: la Alondra de Dupont y el Camachuelo trompetero; el paraje natural, está
catalogado como Z.E.P.A.
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Resulta
una
obviedad
argumentar
que
en
Almería
existe
un
desierto,
y que en ese desierto, apenas si llueve.
En
efecto, el llamado Desierto de Tabernas, se localiza al abrigo de las sierras de
Gádor, Nevada, Los Filabres y de esta diminuta, aunque impertinentemente
situada sierra litoral, que se levanta a modo de barrera natural,
impidiéndole al desierto
la influencia directa de
la húmeda brisa marina.
Junto con Sierra Cabrera, conforma una de las más recientes creaciones de
las serranías béticas. |
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Tras
Sierra
Alhamilla, la bruma mediterránea
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La magnificencia de otras sierras de su entorno,
empequeñece aún más a Sierra Alhamilla, haciéndola pasar desapercibida para
el neófito viajero.
Sin embargo, varias de sus cotas superan los 1.000 metros sobre el nivel del mar,
a tan sólo escasos kilómetros de éste.
El Colativí
(1.387m.),
El Puntal, coronado por algunas horripilantes
antenas de telefonía y televisión (1.369m.),
El Cerro de la Mina (1.216m.) y El
Cerrón de Lucainena
(1.004
m.); conforman los mástiles de esta sierra
que, unida a su vecina Sierra Cabrera,
se originaron por la
superposición de estructuras tectónicas.
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Sierra del Cabo de Gata
desde Sierra Alhamilla
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En sus orígenes,
aparece el manto Nevado-Filábride, con presencia de micaesquistos y granates, que
rebosan y afloran sobre todo en su vertiente norte.
Sobre este manto se asientan
otros materiales más recientes, procedentes del complejo Alpujárride,
donde predominan las filitas, cuarcitas azuladas y de forma
espectacular, las margas.
Entre la capa de
caliza, emergen áreas donde el carbonato cálcico, deja paso al carbonato ferroso, oxidándose en los estratos superiores y dando
lugar a importantes yacimientos de hierro, explotados de
forma intensiva durante los siglos XIX y XX.
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Cerro Alfaro y Desierto de
Tabernas
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Como consecuencia del palpable y agreste pasado geológico de Sierra Alhamilla,
destacan en esta sierra, dos hechos muy característicos: de una parte los
importantes fenómenos hidrotermales que alberga en sus entrañas y que se
manifiestan de forma ostensible en los Baños de Sierra Alhamilla, de otra,
la presencia del
inefable Cerro Alfaro.
El Cerro
Alfaro se levanta a 742 metros sobre el nivel del mar pero, su
silueta de característico y peculiar perfil, se deja ver desde prácticamente
media provincia. Un cerro querencioso de senderistas y montañeros, pero con
dificultad sumamente engañosa para quienes pretendan coronarlo.
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Cerro Alfaro
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Apenas hace tan sólo unos ocho millones de años, la fisonomía de las
tierras emergidas bajo el mar, al norte de Sierra Alhamilla, era muy
distinta a la actual: el Mediterráneo se extendía por lo que hoy llamamos
pasillo Filabres-Alhamilla, inundando el mar, lo que ahora conocemos como
Desierto de Tabernas.
Más
tarde, la profunda depresión marina originada, quedó colmatada por los
sedimentos que arrastraban las lluvias desde los cercanos relieves emergidos. Estos
materiales, llamados turbiditas y consistentes en alternancias de margas
y arenas, quedaron en el fondo de ese mar y constituyen en la actualidad la base
donde se asienta el Desierto de Tabernas. |
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Desierto de Tabernas
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Tan
sólo un millón de años más tarde, se levantó Sierra Alhamilla, cerrando
una estrecha y prolongada cuenca marina intramontañosa entre este nuevo
relieve al sur, y la Sierra de Los Filabres, al norte.
En
este brazo de mar que se adentraba entre Filabres y Alhamilla, continuó
acumulándose en su seno un depósito de calizas, margas, arcillas y arenas, e
incluso de yesos, para que, hace tan sólo unos dos millones de años, al
retirarse definitivamente el mar, dejara expuestos dichos sedimentos a la
acción de potentes agentes erosivos como el viento, el agua y la acción de
la mano del hombre. |
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Ladera norte de Sierra
Alhamilla
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Esta
incesante, machacona y continuada acción erosiva, dio lugar con el
transcurrir de los años, sobre todo en la cara norte de esta sierra,
a un espectacular moldeado del paisaje, que hoy se traduce en un complejo
entramado de ramblas y cárcavas de increíble belleza, pequeños rincones o
parajes que rebosan paz para aquellos que saben descubrirlos, adentrándose
en ellos.
Un
paisaje, que recibe por parte de los geólogos el nombre, nada afortunado
de "bad-lands" ó "tierras malas", aludiendo más bien a su extrema
dificultad o imposibilidad total para ser laboreadas y puestas en cultivo. |
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Barranco del Cautivo
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Quizás, una de las características más
llamativas para quienes visitan esta pequeña sierra sea, el encinar que se desarrolla
a partir de los 800 metros. Una auténtica isla boscosa, que queda favorecida por
un flujo de precipitaciones, que difícilmente se dan en su entorno mas
inmediato.
Un encinar que constituye una verdadera
reliquia de vegetación,
y que en tiempos pasados, bajo distintas condiciones climáticas, debió extenderse por
gran parte de la provincia de Almería. En la actualidad, se encuentra en período
de
degradación, habiéndose actuado torpemente, para ser sustituido por una
repoblación de coníferas.
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Repoblación de Pino Carrasco
y Pino Resinero
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El extraordinario contraste climatológico que separa las
faldas de las cumbres de esta sierra, han permitido el desarrollo de una
de las encinas mas rústicas y mejor adaptadas a las duras condiciones del
extremo clima que aquí, suele darse a lo largo del año. Se trata de una
agreste encina de hoja ancha, denominada "Quercus rotundifolia".
De la familia "Fagaceae", tiene la particularidad de
presentar hojas muy coriáceas, capaces por sí solas de dificultar
enormemente la evapotranspiración, siendo al tiempo muy resistentes al
excepcional gradiente de temperaturas y a la escasez de agua durante los
largos y cálidos veranos. |
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Restos del encinar
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Aunque el sistema de comunicaciones dentro del paraje natural, no está excesivamente desarrollado, sí muestra
varias rutas de especial interés paisajístico, teniendo casi siempre al
"Alfaro" como telón de fondo.
A
esta sierra, se puede acceder o atravesar siempre en sentido norte-sur o
viceversa. Las rutas Turrillas-Huebro, Lucainena de Las Torres-Níjar o la
que se inicia en Polopos, hasta dejarnos en Rambla Honda, son sin duda,
las más asequibles y transitadas.
Aunque diversas pistas o caminos forestales sin asfaltar, transcurren en
forma longitudinal, llevándonos a enclaves tan atractivos como el Colativí
o el Puntal. |
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El Cerro Alfaro en lejanía
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Existe en Sierra Alhamilla una franja sumamente
vistosa al comienzo de la primavera, entre el encinar de las cumbres y el
matorral o monte bajo de su base; se trata del "jaral" o bosquete
degradado.
Como especies emblemáticas,
cuenta con la Jara blanca (Cistus albidus) y la Jara pringosa (Cistus
ladanifer); estas dos especies melíferas,
aparecen acompañadas por otras típicas del
matorral, como los Torviscos (Daphne gnidium),
diversas especies de tomillos, Coscojas
(Quercus coccifera) y ya en zonas basales,
comunidades de Espino negro (Rhamnus lycioides),
Acebuches (Olea europaea) y Lentiscos (Pistacia lentiscus). |
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El Jaral o la degradación
del bosque
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No
cabe
duda,
que
para
conocer
esta desconocida sierra
para
muchos,
lo
mejor
es ascender hasta sus cumbres.
La Cima del Puntal, con sus casi 1.400 m. de altitud, es un
magnífico observatorio para perder la mirada en el horizonte.
Desde
allí
arriba
e ignorando
su
horrenda
decoración
tecnológica, se divisan con total nitidez
las moles de
las sierras de Gádor y Nevada.
Y una privilegiada vista de pájaro del Desierto de Tabernas,
que
nos recordará incesantemente los tremendos procesos erosivos
y de desertización que sufre gran parte de esta provincia. Telonando el
escenario y ya en lejanía, la Sierra de Los Filabres .
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La cima del Puntal
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Girándonos del todo hacia nuestras espaldas, aparecerán
en días claros y despejados, las azules aguas del Mediterráneo
enmarcando a la ciudad de Almería.
Y hacia el este, el
macizo volcánico de
la Sierra del Cabo de Gata.
Para
acceder
hasta
aquí,
lo
aconsejable
es
realizar
el
pequeño viaje, desde Turrillas;
donde podríamos realizar una parada en el Colativí (cumbre de esta
sierra), sin embargo, para tomar el camino de vuelta, nada mejor que
deshacer lo andado, ya que la pista que desciende hacia el desierto, no
resulta nada recomendable, por su peligrosidad y pésimo estado
del firme.
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Descenso por la pista El
Puntal-El Oasis
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Tanto flora como fauna, encuentran aquí en Sierra Alhamilla una auténtica
isla donde cobijarse dentro de la aridez que la circunda.
Declarada Zona de Especial Protección para las Aves (Z.E.P.A.), es
este grupo de vertebrados el más representado, habiéndose censado
unas 46 especies invernantes.
Las peculiaridades del entorno, con abundancia de espartales
y
tomillares, adecuan los hábitats para el desarrollo de aves
esteparias, destacando la presencia de dos emblemas de la avifauna
almeriense: la Alondra Dupont y el Camachuelo trompetero. Anfibios, reptiles y
algunos mamíferos completan el conjunto de la
fauna presente en esta serranía. |
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Camachuelo trompetero
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La
población
autóctona de Sierra Alhamilla se ha
consagrado
de
forma
tradicional
a
cuatro
pilares
básicos
para su subsistencia:
de una parte, al
cultivo
del
olivo
y
del
almendro,
y por otra, a
la
artesanía
y la minería. Si
bien,
esta
última
actividad,
con el hierro y el plomo de protagonistas, se encuentra ya en
desuso,
siendo
sin duda, la
que
ha
proporcionado una más
profunda
huella
en
el
paisaje alhamillense.
La
agricultura,
en
declive
por
causa
de los flujos migratorios de la juventud, está dejando el camino abierto a
familiares empresas artesanas, que junto con el incipiente turismo rural,
pueda ser a largo plazo, la verdadera tabla de salvación para toda la
comarca. |
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Agricultura tradicional
al pie de la sierra
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De un tiempo a esta parte, las dos vertientes de la sierra, van
salpicándose de pequeñas empresas, la mayor parte de carácter familiar,
dedicadas al ocio, la artesanía y el turismo rural.
Una actividad de turismo sostenible, que
sin duda proporcionará a la zona,
un nuevo atractivo para ser visitada; de forma reciente, se ha creado una
vereda verde, aprovechando parte del viejo trazado por donde se evacuaba
el mineral hasta Agua Amarga.
Talleres de artesanos en textil y cerámica, granjas escuela, alojamientos
rurales, paseos a caballo y algún establecimiento hostelero donde saborear
la rica y típica cocina, son tan sólo otros de los ejemplos. |
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Alojamiento rural del Cortijo El Saltador
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El pasado energético de comarca de Lucainena de Las Torres, estuvo marcado
por las minas de hierro descubiertas ya en la antigüedad, pero
que no comenzaron a desarrollarse, hasta finales del siglo XIX, época en la que se
realiza la infraestructura necesaria, como para trasladar el mineral durante casi 40
kilómetros, hasta el embarcadero de Aguamarga.
En
la actualidad, parte de ese recorrido se ha transformado en un coqueta
carretera para acceder hasta Polopos; aprovechándose recientemente otra
parte de él, para una adecuación recreativa a modo de "senda verde".
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Viejos hornos
en Lucainena de Las Torres
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Hoy en día sin
embargo, la afanosa
búsqueda de nuevas fuentes de energía, también ha aterrizado en la zona.
Donde sin entrar en el trasfondo político, una empresa murciana, ha puesto en marcha
una planta fotovoltaica de 400 kilowatios, con una capacidad para generar
energía eléctrica a unas 180 viviendas, es decir, a tan sólo, la mitad de la
población de Lucainena de Las Torres.
La planta contó
en su día con una inversión de 2,4 millones de euros y sembró parte de la
sierra con cerca de tres mil paneles solares. Muy cerca de allí, el Parque Eólico de Turrillas,
completa la oferta energética de este Paraje Natural. |
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Planta
solar en el Tº. Mpal. de Lucainena de las Torres
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La oferta de ocio natural de Sierra Alhamilla, se completa con algunos
enclaves dedicados al disfrute de los llamados deportes de riesgo.
Enclavado en uno de los más
lujuriosos oasis de toda la sierra, encontramos en el tramo final
del Barranco del Rey, un rincón mítico y paradisíaco frecuentado por
deportistas que practican el parapente y escalada deportiva.
Esta última actividad, se realiza en el famoso "Peñón de los gnomos y de las hadas",
todo un privilegio para quienes se reúnen allí para de disfrutar del deporte en
connivencia con la naturaleza. |
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Peñón mítico de los
gnomos y de las hadas
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En la
vertiente sur y en su parte más oriental, aparece el
"milagro" del Oasis de Sierra Alhamilla; una mancha verde en
mitad de un áspero y desgarrado tostado paisaje.
Son
apenas "cuatro" casas y cortijos apilados junto a un
balneario, abandonado, rehabilitado y vuelto a abandonarse,
que lleva el nombre de esta sierra. Sus aguas minero-medicinales, emanan
desde las entrañas
a una
temperatura de
unos 56º C,
fueron declaradas de utilidad pública
a
finales del siglo XIX.
Un
hermoso y atractivo rincón plagado de palmeras, muy
frecuentado por almerienses y visitantes.
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Baños de Sierra Alhamilla
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La
ladera sur, donde se ubica el balneario de la sierra, es un espléndido
mirador natural desde el cual se divisa un inmenso horizonte que se pierde
en el mar. A sus pies, se produce un drástico cambio en la vegetación, que
pasa en apenas unos metros, de desértica a convertirse en auténtico
oasis.
Este
cambio, se debe al manantial de aguas termales que al parecer y en un
principio, utilizaron los fenicios, más tarde fueron los romanos, los que
dejaron como huella la estructura de las albercas que aún se conservan.
Finalmente, fueron los árabes, quienes hicieron uso regular de sus aguas
calientes, manteniendo y mejorando el entorno.
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Oasis de Los Baños de
Sierra Alhamilla
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Huebro,
en la cara sur de la sierra, es una pequeña pedanía de Níjar,
separada de ella por tan sólo unos seis kilómetros de pavimento bien
asfaltado.
Habitado por tan sólo por unos pocos vecinos, es un remanso de paz que
catapulta al viajero directamente al
pasado; los molinos de agua que jalonan la rica vega que separa
ambos asentamientos y el deambular por sus calles, hacen saborear a
cada momento, su origen islámico.
Lo
que más apetece al llegar a Huebro es, sentarse en un poyo blanqueado y
sombreado, bajo un inmenso olmo y escuchar el desgarrado canto de algún gallo. |
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Iglesia de
Huebro
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La Villa de Níjar,
que así es como
se denomina al mayor asentamiento humano de toda Sierra Alhamilla, ofrece
a sus visitantes un enjambre de
callejuelas
cada día más estrechas por
el incesante blanqueo de sus fachadas, calles
salpicadas de comercios muy
especializados en la elaboración
artesanal.
Pasear por Níjar es, hacerlo entre
jarapas y cerámica,
el paseo, nos conducirá sin duda, a su principal monumento,
una
Iglesia mudéjar construida entre los
siglos XVI
y
XVII, que atesora
en su interior, un valioso artesonado y una imagen de la Purísima
atribuida a Alonso Cano.
Su
torre principal, está coronada por un águila bicéfala, capricho de Carlos
I. |
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Barrio de la Villa de Níjar
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En
la ladera norte de Sierra Alhamilla y colgado al igual que un nido,
Turrilas desparrama toda su belleza de arquitectura tradicional, para
mostrarnos a sus pies, un campo rodeado de olivos y almendros.
La historia de este encantador
pueblecito, estuvo desde siempre ligada a la minería del hierro. Por lo
que tuvo sus momentos álgidos, a comienzos del siglo XX.
Con el declive de la minería, y la consiguiente emigración de parte
de sus vecinos, Turrillas quedó durante un tiempo relegado en el olvido.
La ermita de San
Antonio, situada a la entrada del pueblo y la torre-fortaleza, construida
en el siglo XVI, son vestigios del pasado, dignos de ser visitados. |
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Turrillas
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Lucainena de las Siete Torres, es la denominación original que tuviera
este pueblo en los años en los que se rodeaba por una muralla árabe.
Atesora una rica y variopinta historia, desde que fuese colonizada
en el neolítico por la importancia de su minería; luego, pasaron
diversas civilizaciones que como la romana o la árabe, dejaron en su
entorno la impronta de su huella.
Del periodo árabe, cabe destacar que su nombre era «Locaynena»,
siendo devuelta a los Reyes Católicos en el año 1488.
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Lucainena de Las Torres
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SIERRA ALHAMILLA
Datos de interés
* Figura de protección:
Paraje Natural.
* Extensión:
8.500 hectáreas.
* Cota máxima:
1.387 mts.(Colativí).
* Integra
municipios de:
Lucainena de las Torres,
Turrillas, Níjar, Pechina, Rioja, Tabernas y Almería .
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Oro Verde - Polopos |
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ITINERARIO |
LUGARES A VISITAR |
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ORO
VERDE: |
Situado
en el Km 474 de la nacional 340-A (Tº Mpal. de Tabernas), el paraje Oro Verde, es un excelente
punto de partida para nuestra excursión por Sierra Alhamilla. En él,
encontraremos dos hoteles-restaurantes y una gasolinera donde podremos hacer
acopio de provisiones para pasar un agradable día en la sierra. Tomaremos
como referencia y Km "0", el cruce de dicha nacional con la ALP-112. |
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TURRILLAS: |
Antes de
llegar a Turrillas, primera de las paradas de nuestra excursión,
aconsejamos hacer antesala en la Ermita de
San Antonio, un diminuto y bien encalado oratorio que
surgirá de modo espontáneo, tras una enorme revuelta de la carretera. Se
trata de un privilegiado observatorio, desde el que disfrutar con la increíble vista del
pasillo Filabres-Alhamilla. Es además, un buen lugar donde dejar nuestro vehículo,
por la dificultad que entrañará hacerlo en el interior del pueblo. De
Turrillas nos llamará la atención, su Iglesia del siglo XVI, que se levantó para defender a los
cristianos de los ataques moriscos. Nos resultará muy reconfortante, dar un paseo por
sus estrechas, limpias y bien cuidadas callejuelas. |
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LUCAINENA DE LAS TORRES:
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Ya desde
lejos, dos hechos nos llamarán la atención en Lucainena de Las Torres; por
un lado, su monumental Iglesia Parroquial del siglo XVIII, en cuya puerta
principal se encuentra el "Poyo de la Cruz", un precioso mirador
desde el que poder divisar todo el valle. Por otro, la blancura de sus
casas ornadas por maceteros cargados de geranios. Algunos, llaman al
lugar: "Lucainena de Las Flores". La plaza del Ayuntamiento y los viejos
hornos mineros, son también dos visitas obligadas. Si viajamos con niños y
deseamos conducir un par de kilómetros extra (apenas, uno de ida y otro
de vuelta), podremos visitar la "Granja Escuela Los Baños",
un agradable y didáctico enclave bien señalizado en
dirección a Rambla Honda. |
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RAMBLA
HONDA: |
Se trata
de una pequeña barriada y cruce de carreteras, donde eludiremos la que va
hacia Níjar, para tomar a mano izquierda la bifurcación hacia Polopos, no
hay pérdida posible, el fuerte olor que desprende un corral cercano,
delata el itinerario que hemos de seguir. Durante varios kilómetros, nuestro
viaje va a discurrir de forma paralela a una "sendero verde"
recientemente constituido. A partir de aquí, y
hasta llegar a Polopos, la estrecha carretera avanza a través de
la antigua vía, utilizada por el ferrocarril Lucainena-Agua Amarga, donde
con sorpresa, atravesaremos un
viejo aunque bien cuidado túnel excavado en la roca. Las cortijadas de El Saltador, Los Baños, Los LLagas y
Los
Merondetes, nos alegraran el camino antes de llegar a Polopos. |
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POLOPOS: |
Al llegar
a Polopos, otra pedanía de Lucainena de Las Torres, llama la atención su
pequeña, pero coqueta Iglesia rural del siglo XIX, rodeada por
algunas huertas familiares; los lugareños, presumen de que sus calles
fueron utilizadas por Sergio Leone en varias ocasiones, para el rodaje de
algún que otro spaghetti western. |
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"Dejemos
siempre una puerta abierta a la aventura e improvisación, en cada una de
nuestras excursiones". |
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Enlaces relacionados |
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Flora
del Paraje Natural Sierra Alhamilla |
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NATURALIA nº 1: El
Valle de Huebro |
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